¿La preocupación puede ser buena para ti?
By Marion Long for Life & Beauty Weekly
¿Pasas noches enteras en velo preocupándote por tu matrimonio, tu salud, tus finanzas, y hasta por cuánto te preocupas? No te sientas mal, no eres la única. De hecho, algunas de las personas más exitosas en el mundo viven preocupadas. ¿Qué es lo que separa a estos estresados con éxito y el resto de nosotras, simples madejas de nervios? Está claro: Ellos saben cómo convertir su estrés en algo positivo.
El psiquiatra Edward M. Hallowell, autor de Worry: Hope and Help for a Common Condition, explica que esta buena preocupación nos lleva a acciones positivas, mientras que la preocupación “tóxica” solo nos paraliza del miedo. “Si tienes un lunar en tu antebrazo que te está preocupando y vas al médico, eso es una buena preocupación ya que te llevó a una acción productiva”, dice Hallowell. “Por otro lado, si cada vez que ves tu lunar te congela el miedo, esa es una preocupación tóxica, que no es productiva, que asusta y te hace la vida imposible”.
Sigue el plan de cinco pasos fáciles que recomienda Hallowell para deshacerte de las preocupaciones tóxicas y sacarle provecho a tus momentos estrés.
1. Nunca te preocupes sola.
Este es el primer paso y el más importante. Exterioriza tus preocupaciones hablando con alguien a quien le tengas confianza: tu marido, tu hermano o tu mejor amiga. “El mejor agente anti-ansiedad jamás creado es la conexión humana”, dice Hallowell.
2. Analiza los hechos.
La preocupación tóxica generalmente es producto de una falta de información, de información errónea o de ambas. Habla con tu jefe, médico, banquero, marido o quien sea que pueda ayudarte a esclarecer la situación que te está preocupando. “Es mejor tener esa conversación que quedarse de brazos cruzados esperando que las cosas se arreglen solas”, dice Hallowell.
3. Haz un plan.
Una vez que tengas claros los hechos, haz un plan para solucionar lo que te está preocupando y síguelo paso por paso. Por ejemplo, si lo que te preocupa es el dinero, puede abrir una cuenta de ahorros o fijarte un presupuesto.
“Las víctimas predilectas de la preocupación tóxica son las personas pasivas”, dice Hallowell. “Pero siempre y cuando actúes, tendrás más control sobre la situación y te sentirás menos vulnerable — las dos variables claves de la ecuación de la preocupación”.
¿Y qué pasa si el plan no funciona? ¡Modifícalo! Si tu nuevo presupuesto no te está ayudando a ahorrar suficiente dinero, prueba con conseguir un trabajo de medio tiempo o cualquier otra fuente de ingresos. “De eso se trata la vida, de ir modificando planes”, dice Hallowell.
4. Consiéntete.
Las mujeres atrapadas en la preocupación tóxica suelen dejar de preocuparse por su salud, lo que hace que todo empeore. Ahora, más que nunca, necesitas dormir lo suficiente, tener una dieta equilibrada (¡no caigas en la tentación de la comida chatarra!) y hacer un poco de ejercicio todos los días. Rezar o meditar también puede ayudarte a sentirte más tranquila y equilibrada. Rodéate de personas positivas y que te apoyen, y evita a aquellas que te depriman o que te hagan sentir más estresada.
5. Deja que la preocupación se vaya.
Una vez que hayas completado los cuatro primeros pasos podrás relajarte más y confiar en que estás haciendo todo lo posible para resolver tu problema. No es fácil decirle adiós a una preocupación, y suelen tener la costumbre de volver una y otra vez, pero sigue trabajando para cumplir tu plan de acción. Con el paso del tiempo verás que tu energía mental comenzará a fluir y te sentirás mejor, con una actitud mucho más positiva acerca de ti misma.
“Es probable que salir de este espiral negativo requiera trabajo y perseverancia”, dice Hallowell. “Pero la recompensa es extremadamente valiosa y, con el tiempo, todo se vuelve más fácil”.