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¿Estresada? ¡Escucha tu cuerpo!

By Valerie Kalfrin for Life & Beauty Weekly

¿Alguna vez te ha pasado que te duermes pensando en algo que tienes que hacer y a la mañana siguiente te despiertas con un dolor de cabeza terrible y la mandíbula tensa? ¿O haber estado de un lado a otro con los niños todo el día y terminar con dolor de estómago y diarrea? ¡No le eches la culpa al clima o a la mala suerte! Es posible que sea la forma de tu cuerpo de decirte que estás demasiado estresada.

Los dolores de cabeza y los problemas estomacales, forman parte de la lista de síntomas aparentemente sin importancia que podrían revelar que te encuentras bajo demasiada tensión, dice el Dr. Kenneth L. Savage Jr., médico osteópata del University Community Hospital Physician Care Group en Tampa, Fla. “Es normal sentir un cierto nivel de estrés”, acota. “Cuando este nivel alcanza magnitudes anormales, o cuando tu cuerpo simplemente es incapaz de manejarlo, es cuando empiezas a tener síntomas”.

En el peor de los casos, el estrés puede provocar alta presión sanguínea, problemas cardíacos y trastornos del estado de ánimo, entre otros. Pero también puede ser el causante de otros problemas de salud más comunes. ¿Alguno de estos problemas te suena familiar?

¡Argh! ¡Me pica todo!
Una urticaria repentina puede ser una señal de tensión (eso si estás segura de no haberte revolcado en la hiedra venenosa). El estrés ataca tu cuerpo y hace que disminuya tu energía y se debilite su sistema inmunológico, dice Savage. Esto puede provocar una liberación anormal de sustancias inflamatorias en la piel, y antes de que te des cuenta, sentirás que no te alcanzan las uñas para rascarte. Si estás demasiado tensa también pueden empeorar los problemas de la piel que ya tienes, como puede ser la dermatitis alérgica o el cuero cabelludo irritado y la caspa producto de la dermatitis seborreica

Consejo: Salir a caminar o andar en bicicleta. “La luz del sol y el ejercicio pueden ser benéficos”, dice Savage. Una exposición solar moderada activa la síntesis de vitamina D, y puede mejorar tu humor y hacerte sentir mejor. Mantenerte activa ayuda a la circulación y al buen funcionamiento del sistema inmunológico.

¡Oh no! ¡Herpes labial!
Una sensación de cosquilleo en el labio y luego la inevitable aparición de una horrible ampolla roja… Herpes labial otra vez, y justo antes de esa reunión de trabajo tan importante. El herpes labial es causado por el virus herpes simplex de tipo 1. Aunque la infección inicial sea producto del contacto directo con una persona portadora del virus, las recaídas pueden aparecer cuando estás estresada, ya que tu sistema inmunológico no tiene suficiente fuerza como para contrarrestarlo.

Consejo: Aprender a decir “no”. “Maneja el estrés aprendiendo a controlar su fuente”, dice Savage. Si la carga de trabajo te aplasta, habla con tu jefe para ver si es posible delegar ciertas tareas. Si todos esos eventos escolares te están llevando mucho tiempo, recuerda que no tienes por qué apuntarte como voluntaria en todos ellos.

¡Aaa…chú! ¡Otra vez enferma!
No es de sorprenderse que te enfermes tan seguido, especialmente cuando la mitad de tu oficina está moqueando. Pero es más probable que te congestiones y que te duela la garganta cuando tu cuerpo de por sí está debilitado por un horario súper cargado y por la falta de sueño.

Consejo: Dormir, dormir, dormir. Dormir bien y lo suficiente no solo te hace sentir con más energía en la mañana, sino que ayuda a reforzar tu sistema inmunológico y te hace menos vulnerable a los resfriados de tus hijos y tus colegas. Acuéstate una hora antes y verás cómo te cambia la vida.

Ay… ¡Me duele el estómago!
Cómo tratamos a nuestro cuerpo en los momentos de estrés puede causar tantos problemas como el estrés mismo. Si estás tan ocupada llevando y trayendo a tus hijos de sus clases de danza o de béisbol que te saltas comidas o terminas comprando comida chatarra, no es extraño que tengas dolor de estómago, diarrea o constipación.

Consejo: Planear. El domingo haz una compra de comida saludable para toda la semana, incluyendo comidas que puedas servir al día siguiente, si te queda del día anterior. Tendrás algo menos de qué preocuparte si sabes que tienes el tema de la cena bajo control. Siempre ten en el refrigerador fruta, yogurt natural y otros bocadillos nutritivos fáciles de llevar.

¡Ow! Tengo la mandíbula adolorida
El estrés no desaparece como por arte de magia al final del día. Irte a la cama con la cabeza llena de preocupaciones puede provocar que aprietes los dientes mientras duermes, una afección llamada bruxismo. Si sueles despertarte con la mandíbula tensa o dolor de oídos o de cabeza, o si tus dientes parecen desgastados, consulta a tu dentista. Es posible que te recete una férula dental para mantener la boca relajada durante la noche.

Consejo: Relájate antes de dormir. Practica yoga durante 10 minutos, escucha música suave o lee un libro para que tus sueños sean dulces y sin estrés. Quizás te interese aprender más acerca de un proceso llamado biofeedback (bioretroalimentación), a través del cual se aprende a identificar y utilizar las señales de nuestro cuerpo. Ha demostrado funcionar en algunos casos de bruxismo, según el Tampa Bay Jaw and Facial Surgery.




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